1.-
Nos sentamos cómodamente, derechos, apoyando ambos pies en el suelo, las manos en los
muslos con las palmas hacia arriba, hacemos 3 respiraciones profundas cerramos los ojos, agradecemos a dios por
contar con el cerebro y por saber
usarlo, con la fe le damos fuerza al pensamiento
2.-
Activamos nuestro hemisferio derecho: visualizando, imaginándonos exitosos,
vemos con el ojo de la mente, soñamos,
¿Qué queremos? ¿Qué nos hace felices?, ¡Qué
deseamos hacer? Pensando ensayamos
nuestras acciones, nuestro éxito estará
garantizado, tratamos de hacerlo lo más
claro posible ya que si tenemos sueños
borrosos los resultados serán borrosos.
3.-Activamos
nuestro cerebro límbico: Le ponemos emoción, amor, pasión a ese sueño, las
metas nos motivan, creamos una presión que nos inspire, nos deshacemos del “tengo
que” por el “quiero hacer”
4.-
Activamos nuestro cerebro reptil: revisando nuestros recursos internos,
nuestros valores, nuestros hábitos, cuales debo potenciar y cuales me bloquean,
que debo minimizar, busco en mis valores
el porqué? de mi meta, creo una rutina, pienso en mi primer paso para conseguir
mi sueño.
5.
Respiramos profundamente abrimos los
ojos y escribimos nuestra meta para activar
el hemisferio izquierdo, hago una
planificación paso a paso, le pongo una
fecha para que mi sueño sea realmente una meta, elijo objetivos claros medibles, alcanzables, realistas, busco las estrategias, leo lo que escribí, clarifico, reescribo si no
me siento feliz, le agrego palabras como
fluido, fácil, sin esfuerzo, alegre, para eliminar los posibles saboteos y
6.-
Me comprometo conmigo mismo y actúo, hago algo, el primer paso hacia el éxito.
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